sábado, 10 de mayo de 2008

La Ruta del Románico



Si hay un territorio en el que el románico sea protagonista, este es la comarca de La Bureba. Prácticamente en cada pueblo, en cada rincón, aparece una muestra de este arte, alcanzando en algunos casos un grado de perfección difícilmente superable. Se trata muchas veces de pequeñas iglesias y ermitas desconocidas para la mayoría, escasamente difundidas. Sin embargo, un recorrido con la suficiente calma basta para comprobar la belleza y armonía que irradian estos edificios, testigos mudos del esplendor conocido antaño por estas tierras.

El recorrido puede iniciarse en Monasterio de Rodilla, donde se encuentra una de las auténticas joyas del románico burgalés, la ermita de Nuestra Señora del Valle, a la que se accede subiendo desde el pueblo, por el agregado de Santa Marina, en dirección al Valle de las Navas. La perfecta unión entre el edificio y el paraje sobre el que se asienta constituye un atractivo no inferior a la perfección de sus formas y al buen estado de conservación de su estructura y sus elementos decorativos.


En Monasterio (que precisamente debe su nombre al desaparecido edificio monacal del que formó parte la actual ermita), se puede aprovechar para recorrer el caserío y visitar la iglesia parroquial, en la que se guarda la imagen románica de Nuestra Señora del Valle.
Continuando camino hacia el norte, se debe tomar a la izquierda la carretera que conduce a Santa Olalla de Bureba, para llegar hasta Valdazo, a cuatro kilómetros de Briviesca. Aquí hay que visitar la iglesia de San Pelayo (Monumento Histórico-Artístico), con su torre situada en medio del edificio y su ábside reforzado por dos haces de tres columnas.


Desde aquí hay que salir a la N-I para tomar después el desvío hacia Busto de Bureba. Enseguida se llega a Quintanaélez, donde sale el cruce que, hacia la derecha, conduce a Soto de Bureba. La iglesia de San Andrés (de finales del siglo XII) es un bello exponente del románico de esta provincia, a pesar de haber sufrido el deterioro del paso del tiempo y la falta de apoyo para su adecuada recuperación.


Volviendo a la carretera N-232, muy cerca de Quintanaélez se encuentra Navas de Bureba. Aquí se encuentra otro monumento histórico-artístico nacional: la iglesia de San Blas, de finales del siglo XII, que presenta influencias árabes (especialmente en el doble arco polilobulado de su ábside). Una vez concluida la visita a Navas, se puede tomar el cruce que sale a la izquierda, y que conduce a Los Barrios de Bureba a través de Solduengo, Barrio de Díaz Ruiz, Las Vesgas y Terrazos.


Al llegar a Los Barrios de Bureba, se divisa junto a la carretera (a las afueras del pueblo) la pequeña ermita de San Fagún (o San Facundo), monumento nacional del que únicamente se conservan el ábside y la espadaña.



 

La ruta continúa en dirección a Briviesca y se detiene en Aguilar de Bureba, donde se encuentra la magnífica iglesia parroquial de Santa María la Mayor (o Nuestra Señora de la Asunción), monumento histórico-artístico nacional en la que sobresale la irregular cúpula sobre pechinas, el ábside y sus hermosos capiteles.


Tras dejar Aguilar, seguimos hacia Quintanabureba. Allí se puede contemplar la ermita de San Baudelio.
Seguido se encuentra Piérnigas donde se podrá contemplar la ermita de San Martín (ubicada a un kilómetro del pueblo), de la que destaca la esbelta espadaña, y la iglesia de San Cosme y San Damián.A tres kilómetros de Piérnigas se encuentra Rojas. Aquí se debe visitar la iglesia de San Andrés, de la que una de las capillas es, en realidad, un antiguo pórtico románico.


La ruta continúa hacia Carcedo de Bureba, cuya iglesia parroquial se conserva en buen estado.
Siguiendo la ruta, se encuentra en Abajas otro de los máximos exponentes del románico burgalés (también declarada monumento histórico-artístico nacional): la iglesia parroquial de la Santa Cruz (de la primera mitad del siglo XII), con reminiscencias mudéjares. Además de la espléndida vista de La Bureba que ofrece el privilegiado lugar que ocupa, cabe destacar la riqueza iconográfica que posee su portada, con clara influencia de Silos.
Pero dada la abundancia (y también el interés artístico) de edificaciones románicas en La Bureba y sus proximidades, sería casi interminable la ruta. Sin embargo, sí parece inevitable citar, al menos a título de ejemplo, otras muestras de este arte en la zona. En esa relación cabrían la ermita de Santa María del Campo de Carrias, la iglesia de San Esteban de Revillalcón, la iglesia parroquial (en la que destaca la portada) de Lences, la iglesia parroquial del siglo XII (una de las más antiguas del románico burgalés) de Castil de Lences, las ruinas de la ermita de Santa María de Pedradas de Poza de la Sal, la iglesia parroquial de San Emeterio y San Celedonio, de Río-Quintanilla o la ermita de la Virgen del Camino, en Pancorbo.








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